viernes, 17 de julio de 2009

Maribel /13

La semana fue tranquila, echaba de menos aquel beso y los que le siguieron, también alguna noche a Joaquín se le hacían los dedos huéspedes y Maribel tuvo que parar sus efusiones excesivas, no por que no le gustaran, sino por los ojos de las vecinas a las que presumía mirando y mirando tras de las cortinas.
Volvió del pueblo aburrido y con su tía muerta, la enterraron, lo que hizo que tuvieran que quedarse sábado y domingo en el pueblo, a su madre le había afectado mucho, más que nada porque era una cuenta atrás y ella ocupaba uno de los próximos números, si la muerte tuviera un carácter ordinal. También aquel ambiente de los entierros en el pueblo, en los que asistía todo el pueblo y gente de los pueblos de al lado, las calles al atardecer, la cuesta al cementerio, marcaban claramente el dramatismo del momento, mucho más que en la ciudad que hacían aquellos entierros rápidos que ni siquiera asustaban.

Maribel que me quedan cuatro días, ya, ya sé que no te queda mucho para irte, no, que me quedan eso, cuatro días justos, no puede ser, tan pronto, si, cómo se va el tiempo, y cómo empiezo a hablar como mi madre, qué cosas.

Y se fue. La noche anterior, en el parque, Maribel abrió la barrera por varias razones, porque le daba pena que estuviera tan solo allí, porque le apetecía, porque tenia el tirón del deseo y por si acaso tuviera ganas de irse con otras que le ofreciera lo que ella le negaba. Fue un capitulo limitado, en la oscuridad del parque, cercanos a otras parejas que hacían lo mismo y que se encontraban con la barrera del calentamiento sin más posibilidades de avance.

Aquel banco fue testigo de un amor de urgencias, de necesidades por cubrir, de deseos por descubrir, de manos que se multiplican y cuerpos que se descubren, con la impedimenta del momento, de la circunstancia, del lugar, de la ropa y de la propia impericia de quien está descubriendo el placer.

Después un beso seguido de otro, un vete por dios seguido de un favor, sólo uno más, escríbeme, si no tardo nada en volver, escríbeme, el último de verdad, vete, vete, no lo hagamos más difícil, adiós, escríbeme, adiós.

El camino de ascenso, la triste realidad, la miel apenas había rozado los labios, el tiempo se había acortado, se había hecho elástico y después se había esfumado. Otra vez estábamos igual, con ganas de verle aunque apenas hacía unos segundos que le había despedido; con síndrome de ausencia, cuando aún estaba a unas decenas de metros de distancia, eufórica por la tarta de sensaciones de la tarde y triste por la despedida, pero esta sería la última y tenía ya los recursos necesarios para hacerla mas dulce. Volvería a Corin Tellado, al mercado de intercambio con sus amigas, volvería a preocuparse de visitar a la madre de Joaquín, esperaría la carta como si esperara el maná del cielo, hablaría con su madre y reiría con las ocurrencias de doña María. Y así, un día con otro, iría haciendo más llevadero el tiempo que debía transcurrir entre una despedida y un saludo, entre un beso y otro y con el recuerdo aún húmedo de aquel banco, con su cuerpo aún excitado por las caricias, por su mente confusa por el querer y no poder, por el querer y no saber, por saber que aquello era pecado pero era un pecado de placer, un pecado que cada vez deseaba más y a la espera por la persona se unió la espera de las caricias, de sus manos, de su boca.

¿Ya se fue?, mañana, no te preocupes en nada esta aquí y ya para siempre, ¿no se habrá llevado nada tuyo?, madre, qué cosas dice, no hija, si yo confío en ti, pero los hombres ya se sabe, tú hasta que no os vea el cura nada, ya sé que tu eres de buen paño, pero los hombres.

Qué cosas le decía su madre, qué cercana a la verdad solía estar y qué poco hubiera faltado si hubiera habido posibilidades de que se hubiera llevado algo, pero las cosas fueron como fueron, y nada había que explicar, nada que justificar, mañana se iba y mañana quedaría un día menos para que volviera, y solo quería pensar en eso.


© 2009 jjb

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1 comentario:

odoagro dijo...

Interesante...me gusta mucho, un saludo.
Una pregunta ¿escribes un libro?