martes, 28 de abril de 2009

Alonso V

994-1028

Hijo y heredero de Bermudo II, Alfonso V fue proclamado monarca en el año 999, tras lo cual, debido a su corta edad, fue puesto bajo la custodia de su madre, la reina Elvira y del noble gallego, Menendo Gonz
ález. En 1008 se hizo cargo personalmente del gobierno de sus territorios y tras enfrentarse a numerosas rebeliones de la nobleza entre los años 1012 y 1014, emprendió importantes reformas en la administración del reino, que culminaron con la promulgación en el año 1017 del Fuero de León.

Tras la muerte de Bermudo II la custodia del rey niño fue asumida conjuntamente por la reina viuda Elvira y por Menendo González, prestigioso noble gallego-portugés que además de hacerse cargo de los asuntos de Estado, tras ser nombrado regente, fue el principal responsable de vigilar que la educación de Alfonso V fuera lo más completa posible, puesto que también fue nombrado ayo del monarca, las relaciones de Alfonso con sus tutores fueron más que cordiales, ya que parece demostrado que se crearon grandes lazos afectivos entre ellos. Así el rey estuvo muy unido a su madre hasta que se produjo la muerte de ésta en el año 1017, aunque no siempre siguió sus consejos; y sintió un profundo respeto hacia la figura del conde Menendo, para que el que sólo tuvo elogios en su madurez, ya que en todo momento se mostró muy agradecido por los importantes servicios que éste le había prestado en los primeros años de su reinado. Por otro lado la propia situación de Menendo González, que además de hacerse cargo de los asuntos del reino debía ocuparse del gobierno de sus propias posesiones, marcó que la corte de Alfonso V se instalara en Galicia, territorio que éste prácticamente no abandonó durante sus años de infancia y adolescencia, como lo confirma el hecho de que la mayor parte de los documentos en los que aparece registrada su firma en estos años fueran elaborados en estas tierras.

Alfonso V tomó personalmente las riendas del poder en el año 1008, tras producirse la muerte del conde Menendo, el cual posiblemente fue asesinado mientras intentaba defender su
s tierras de los normandos. A pesar de su juventud la fuerte personalidad del rey muy pronto se puso de manifiesto ante todos sus súbditos, ya que a pesar de que su madre continuó asesorándole, se puede detectar un importante cambio en la política interior del reino, que a partir del año 1013 se tornó firmemente anticastellana. Así muchos nobles fieles al antiguo regente abandonaron la corte y otros nuevos ocuparon su puesto, situación que fue el germen de los futuros levantamientos nobiliarios registrados entre los años 1012 y 1014, ya que fueron muchos los notables que quisieron beneficiarse de las donaciones que el monarca realizó a sus principales colaboradores. En este sentido podríamos destacar por su importancia la rebelión la encabezada por Muño Fernández en el año 1012 y sobre todo la dirigida por los citados García Gómez y Sancho García en el año 1014, que por su extrema dureza hizo peligrar la propia estabilidad del reino, ya que algunos nobles leoneses se unieron a la causa de éstos, como el conde Fernando Flaínez, aunque finalmente el monarca pudo hacer valer su autoridad.

Además de estos conflictos Alfonso V tuvo que hacer frente a mediados del año 1015 a u
na peligrosa incursión normanda, que asoló durante aproximadamente 9 meses las costas gallegas, portuguesas y algunas zonas del interior próximas al Duero. Así dicha incursión, que no era la primera de su reinado, fue frenada personalmente por el rey, que tras ponerse al frente de un poderoso ejército se dirigió a la diócesis de Tuy, que había sido duramente castigada. Fue en este lugar donde infligió una gran derrota a los que el mismo llamó, en un documento fechado en el año 1024, "hombres del norte".

Concluidas las hostilidades en todos los frentes Alfonso V dedicó todos sus esfuerzos a la reconstrucción de su reino, motivo por el cual emprendió una importante reforma de la administración, que fue alabada por todos los cronistas de su tiempo; con la que pretendía asegurar la paz entre sus súbditos. Así entre sus principales logros nos encontramos con la promulgación de los llamados Decretos y Leyes del rey Alfonso, con los cuales, gracias a su carácter general, pretendía uniformizar la aplicación de justicia en todos su territorios; y la que es sin duda su obra legislativa más importante por su transcendencia posterior, el Fuero de León, con el que el monarca se proponía reglamentar todos los aspectos que conformaban la vida de la capital de su reino. De este modo, empeñado en hacer efectiva la restauración de su poder, Alfonso V dedicó grandes esfuerzos en asentar las fronteras de su reino, beneficiándose de la minoría de edad del nuevo conde de Castilla, García, y sobre todo de la guerra civil que se estaba desarrollando en al-Andalus, motivo fundamental por el que inició la repoblación y reconstrucción de las poblaciones que habían sido asoladas por los amiríes, lo cual dio confianza a sus súbditos.

Satisfecho por sus logros y aprovechando la guerra civil que se había iniciado en al-Andalus tras la muerte del segu
ndo hijo de Almanzor, Abd al-Rahman ibn Sanchul, conocido por los cristianos como Sanchuelo, Alfonso V consideró que había llegado el momento de recuperar algunas de las posesiones que le habían sido arrebatadas en años anteriores, tanto por el citado caudillo musulmán como por su primogénito Abd al-Malik. Así decidió dirigir una expedición hacia Portugal, en el verano del año 1028, en la cual se proponía recuperar Viseo y Coimbra, plazas que prácticamente garantizaban el control sobre los territorios situados al norte del río Mondego. Pero la expedición no iba a prosperar, puesto que el monarca murió en las proximidades de Viseo poco tiempo después, según apuntan todos los cronistas, tras ser atravesado por una flecha mientras realizaba un reconocimiento del terreno sin contar con la debida protección. La muerte inesperada de Alfonso V el Noble, cuando contaba aproximadamente con 35 años de edad, marcó el inicio de nuevas sublevaciones nobiliarias, al parecer alentadas por Sancho el Mayor.

Los restos mortales del monarca fueron enterrados en la iglesia de San Juan Bautista, transformada años más tarde en la colegiata de San Isidoro de León. Alfonso V dejó dos hijos de su primer matrimonio, el futuro Bermudo III y la infanta doña Sancha.


Fuente: EUM
Wikipedia


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1 comentario:

Anónimo dijo...

perdona que te diga, que poco me gustan los godos, siempre te leo, pero los dias que tocan godos, veo el titulo y me salgo...todo lo contrario que cuando escribes tus cuentos, que los leo y los releo, espero que esta noche termine Alonso V...lo siento amigo, soy asi de inculta, me aburren esos reyes...jajajajajaj