miércoles, 18 de febrero de 2009

Gracia

Ella fue a nacer
en una fría sala de hospital
cuando vio la luz
su frente se quebró como el cristal
porque entre sus dedos a su padre
como un pez se le escurrió
hace un mes cumplió los veintiséis
sólo pienso en ti…

Solo pienso en ti
Víctor Manuel

Carita de guapa, mi niña, Gracia miraba a su madre y su madre , con esa sonrisa perenne que se le ponía nada mas ver a su niña, miraba en ella lo mejor que tenía. Y tenia más hijos, y más hijas, pero por ese instinto remoto, ancestral, humano hasta el límite de la palabra humano, al contrario de las hembras de otras especies, cuidaba y protegía a sus cachorros más desvalidos. Quería a todos sus hijos, pero ella era la niña, tras treinta años, camino de cuarenta, era la niña, y seguiría siendo la niña.

Gracia desconoce que tiene una copia extra del cromosoma 21, desconoce que la Tierra es redonda, que los paralelos marcan las horas y los meridianos las estaciones, que son tres las virtudes teologales y tres los tipos de triángulos; no sabe que la zarzuela se llama género chico por su duración, que se puede mentir si eres el acusado en un juicio en España, que los dos hijos de John Langdon Haydon Down continuaron la labor de investigación de su padre, y prácticamente desconoce todo aquello que no sirve para nada. Pero sí sabe quién es su madre, y su padre, y sus hermanos, y todas sus cosas que con paciencia de filatélico pone en fila diariamente para después destrozar la fila cuando ya les ha dicho todo lo que les tenia que decir.

Su madre ha llorado muchas veces cuando nadie le ve, pero no llora por su niña, llora por el miedo a ponerse enferma, por el miedo a desaparecer de este planeta y dejar a su hija desvalida, porque sabe que su vida está unida irremediablemente a la vida de su niña, pero eso no le importa, le gusta; lo malo es que ella no administra las enfermedades, ni los tiempos, ni los imponderables, sólo maneja con habilidad los tiempos y los momentos para que su niña sea feliz, y lo es. Es más feliz que los demás mortales que luchan diariamente por comprender lo incomprensible, por hacer un trabajo que no les gusta y acatar situaciones que rechazan. Ella es feliz con esa felicidad de los que su mayor problema es lograr poner en fila unos muñecos, hacer que una manga termine en su sitio y sentarse como le dice su madre y no como a ella le gusta. Gracia es feliz y le gusta querer a los que están con ella, pero sobre todo le gusta sentirse querida, y cada día nota que le quieren. Parece desde fuera que con la niña se quita ese pudor que tenemos los humanos a mostrar nuestro cariño quizás por miedo, quizás por rechazo, y a ella se lo dan a manos llenas, y ella, carita de guapa, lo recibe sin ningún tipo de impedimento, postura o pose. Todo es más sencillo con Gracia y todo es más complicado de lo que parece.

Es la sombra de su madre, hasta tal punto que en ocasiones, en muy raras ocasiones, su madre se enfada con ella y le dice con seriedad, con mucha seriedad, sin reírse: Gracia por favor, no me sigas, y Gracia se enfada también y se sienta en la silla cruzando los brazos para mostrar su enfado y esta así mucho rato, muchísimo tiempo, hasta que, carita de guapa, se abraza a su madre y le vence con su arma más perfecta, más efectiva, más certera: a Gracia le gusta abrazar a su madre y a su madre le gusta que ella lo haga.

© 2009 jjb

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay, que cuento tan bonito!! y cuanta verdad hay el,que bien narras los sentimientos de una madre, que dios lo hizo un regalo, un regalo muy especial, le regalo un ser lleno de cariño y amor, hoy no solo me llegaste al alma, tambien me has llegado al corazon...aunque es un cuento, esta lleno de realidades.
Hoy me has vuelto a sorprender gratamente...gracias
CHUS