martes, 24 de febrero de 2009

Gracia /5

Gracia preguntaba, ¿por qué no viene papá?, está en el hospital hija, está malito, ¿por qué no viene papa?, Gracia papá no vendrá en unos días, está en el hospital, no puede salir de allí, ¿por qué no viene papá? Aquellas explicaciones no le valían y a la hora que solía llegar su padre, ella le seguía esperando sentada en el sofá, con los brazos cruzados ostensiblemente, en posición de Gracia enfadada, allí permanecía las horas que antes eran de juego, de aventuras, de viajes espaciales, de lejanas tierras en lejanos continentes, de salvaciones y rescates, de eterna lucha contra los malos que siempre eran los otros. Allí quedaba sumida en sus cosas, con la mirada perdida en la pared de enfrente, sin ganas de hacer nada a pesar de que sus hermanos se prestaron para interpretar el papel de su padre, porque aquello no era un teatrillo en la vida de Gracia, era parte de la vida de Gracia, era su vida.

Las cosas cambiaron, y tras la incertidumbre inicial se creó una nueva rutina que sabía de visitas a hospitales, monedas para el televisor, caramelos sin azúcar y mucho autobús. La vida a veces imita a la ciencia, o al revés no lo sé muy bien, y se construyen eso que ahora está de moda y que llaman protocolos, hay un protocolo para todo: uno por si se quema una iglesia, otro por si estalla una bomba en la Calle Mayor, otro para el tratamiento de los forúnculos, otro para explicar a los familiares una mala noticia médica, todo está en un protocolo, y la gente también tiende a tener protocolos que hacen más llevaderas las situaciones peores y llevaderas las situaciones cotidianas. La única que no quería saber nada de protocolos y zarandajas era Gracia, que lo quería era ver a su padre y jugar con él, y de nada le valían palabras y recomendaciones, propuestas y sucedáneos, nada podía suplir a su padre y desde luego ella no estaba dispuesta a aceptar ninguna otra solución.

Después de 47 días y más de doce compañeros de habitación que dejaron de serlo por motivos distintos y en raras ocasiones buenos, después de conocer al dedillo los turnos de enfermería y ser consciente de que estando ingresado en un hospital nunca te debes poner peor un domingo o un día de fiesta, después de haber aprendido que la mano izquierda se utiliza para más cosas de las que suponemos aunque no seas zurdo, y harto de ver la televisión, leer libros, periódicos y loco por ver a su niña, un día el padre de Gracia leyó aquel papel que empezaba diciendo:

INFORME DE ALTA
MOTIVO DE CONSULTA: Paciente varón de 58 años, que ingresa por accidente cardiovascular severo
ANTECEDENTES PERSONALES: No RAMC. Fumador de 20 cigarrillos/día en los últimos dos años (anteriormente 40-60 cigarrillos/día). No otros hábitos tóxicos. No HTA. No DM. No DL. Obesidad. Situación basal: IABVD….

Y acababa con la firma del doctor que le mandaba a casa. Amontonó las cosas en una bolsa, le dejó en herencia a su compañero la sacarina, dos revistas, y unas cuantas monedas sueltas para ver la televisión.

Tenia esa ilusión olvidada hace años de cuando estás a punto de conseguir algo que has deseado con muchas ganas durante mucho tiempo, y según se iba acercando a casa más excitado estaba, tenia muchísimas ganas de ver a su niña, tenia ganas de abrazarla y que le abrazase. No había caído en la cuenta que no era el mismo que había jugado con ella la última vez: la mitad de su cuerpo estaba paralizado, un eje imaginario había dejado inmovilizada la parte izquierda de la superficie que dividía, y sólo tenia movilidad en la otra mitad; no podría jugar con ella igual que antes, pero no pasaba nada, jugarían de otra manera, hablarían de sus cosas, sería lo mismo de forma diferente. Los minutos eran horas, los segundos medias horas, la conversación en el coche era imposible, y su cara, a pesar de la mueca que le producía su nuevo estado, era un proyecto de sonrisa mucho menor de la sonrisa interior que cada vez iba sintiendo con más ganas.

Su mujer le iba diciendo, aunque sabia que él le hacia muy poco caso, sensatas indicaciones sobre la niña, que no le tomes en serio si se comporta raro, está nerviosa, no ha aceptado que no estés, no le tengas en cuenta, ten paciencia con ella, lleva nerviosa desde que estás en el hospital, y él no oía, solo veía ese encuentro y materializaba ese abrazo con su niña, con su ser más querido, con lo mejor que tenía.

Subieron en el ascensor, llamaron al timbre de la casa en una puesta en escena pensada, y la niña no abrió la puerta como estaba previsto, como todos esperaban, ¿y Gracia?, en el sofá, parece enfadada.


© 2009 jjb

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