jueves, 26 de febrero de 2009

Gracia /7

Salidas familiares al campo, actividades integradoras, la visita semanal a la sicóloga, nada, todo aparentemente seguía igual pero solo aparentemente porque la madre de Gracia había ampliado su numero de clientes, como ella los llamaba cariñosamente, ahora su tiempo estaba dividido entre su hija y su marido, y había notado que entre ellos parecía haber cierta rivalidad por acapararla, a pesar de que la actitud de Gracia pretendía ser distante con su marido. A pesar de que había cambiado, parecía que no le gustara que su madre le dedicara tanto tiempo a el, y el, en pleno proceso de intentarse explicar la actitud de la niña, cada vez le pedía mas y mas tiempo de atención, a veces por necesitarla, a veces sin razón, y ella a veces sentía que no daba mas de si, que el día tenia menos horas, que antes se quejaba de vicio porque al menos podía disponer de unas cuantas horas libres en las que poder hacer lo que quisiera, y sobre todo aquella actitud de Gracia que forzaba también la actitud de su marido, habiéndose portado como un valiente, ahora parecía darse cuenta de que padecía una minusvalía, aunque ya no era correcto llamarlo así y lo que tenia ahora se llamaba una discapacidad, la conciencia, la asunción de su estado, estaba forzada por el rechazo de la niña, aquella cosita era la que mandaba los ritmos y los tiempos de aquella casa que había pasado a ser una casa de locos a ser una casa de lutos.
Las comidas eran una sucesión de monosílabos, la madre era la que llevaba la batuta hablando mas de la cuenta pero con poco resultado en su audiencia, por mas que lo intentara no conseguía nada, y un buen día, sin saber por que y como, la televisión estaba encendida y padre e hija estaban los dos aparentemente absortos en lo que se veía por allí. En aquella casa se veía poco la tele, apenas un poco por la noche, quizás las noticias cundo había ocurrido un hecho relevante, una película, muy poco comparado con las otras familias, y nada comparado con Lali que pasaba las horas muertas viendo la televisión y haciendo que todo el edificio lo escuchara por lo descabelladamente fuerte del volumen. Pero desde ese día la televisión se convirtió en un integrante de aquel grupo, estaba prácticamente encendida toda el día, y era terriblemente practica como muletilla, como excusa para no tener que atender otras cosas, para no tener que hablar de ciertos temas, horas y horas pasaban padre e hija viendo aquello, realmente parecía que solo estaban sentados allí aparentando un interés que no tenían, pero no daba la sensación, al menos la madre de Gracia tenia esa convicción, que entraran en profundidad en los contenidos, y posiblemente fuera cierto porque por allí aparecían mujeres barbudas, monstruos de siete cabezas, héroes de fierabrás y una innumerable fila de personajes sin relevancia que contaban sus costumbres sexuales, sus odios, sus amores, los amores de otros, las miserias de otros, los rumores sobre las miserias de otros… y justo a renglón seguido salían otros muy parecidos que desmentían lo que habían dicho los anteriores, pero que evacuaban un largo informe sobre sus costumbres sexuales, sus odios, sus amores, los amores de otros, las miserias de otros, los rumores sobre las miserias de otros… y así en una espiral que no tenia fin y que enlazaba un día con otro con el mismo argumento, con los mismos personajes, con las mismas miserias, y, sinceramente, la madre de Gracia no podía contemplar la posibilidad de que aquello le interesara a su marido, y mucho menos a su niña, pero allí seguían separados por un hueco de sofá, con los ojos como platos viendo lo que allí se le daba.
Antes de que le preocupara, se había felicitado de tener un poquito mas de tiempo libre, el que le permitía que ambos estuvieran anestesiados por la caja tonta, después tuvo mas tiempo libre porque ni siquiera se levantaban para hacer sus necesidades, y después, cuando les costaba levantarse para sentarse a comer y en la comida solo atendían a la pantalla, entonces empezó a preocuparse.
Ya no quedaba la posibilidad de la sicóloga que ya estaba amortizada, ya no le quedaban recursos, y además los dos estaban metidos en el mismo ajo, con la misma dependencia, con la misma droga inútil.



© 2009 jjb

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