lunes, 16 de marzo de 2009

Nueremberg /3

Por fin aterrizó, y comenzaron los tramites aeroportuarios que en aquella ocasión eran nuevos, esperen sentados, no olviden su equipaje de mano, y salida a un inmenso pasillo que nunca acababa y nunca empezaba, ahí comenzó a entender la efectividad alemana, había que ser ciego para no ver una señalización que hasta el mas tonto podía entender, pantallas que daban instrucciones pormenorizadas, por los nervios, dio mas vueltas de las debidas para llegar a su puerta de embarque, lo que no supo hasta pasados unos años y unos cuantos vuelos, pero con todo y con eso le pareció corto y lo que era mas importante le sobro tiempo y tuvo que esperar mas de media hora al embarque en el otro avión que le llevaría a su destino, Nueremberg. En uno de los pequeños bares que había en todos los rincones del aeropuerto se tomo una cerveza que estaba inaceptablemente caliente para su gusto español.

El aeropuerto de Nueremberg desde el aire parecía de juguete comparado con el de Frankfurt, y eso alivio la tensión, pero había tantos temas para preocuparse
que la tensión solo se rebajo un momento, le habían dicho que le iría a buscar Dalponti, un italiano que trabajaba en Triumph que hablaba español porque su mujer era española, pero el problema es que no le habían dado francos alemanes, el no había podido cambiar dinero, y solo tenia pesetas españolas, si en el aeropuerto no había un banco, tenia un problema si necesitaba dinero, si no estaba tendría que llamar por teléfono, buscar un taxi, pero claro, tampoco sabia donde llamar por teléfono porque no le habían dicho el nombre del hotel porque le iban a ir a buscar, y era fiesta, con los cual tampoco podría llamar a su empresa, casi mejor era pensar que el italiano no faltaría a su cita, pero ¿y si no estaba?. De nuevo la megafonía interior del avión empezó a emitir las palabras, meine Damen und Herren …., le seguía gustando oír el alemán, a pesar de que su experiencia con la megafonía había quedado colmada en el aeropuerto de Frankfurt, se estaban aproximando al aeropuerto de Nueremberg, cuya temperatura era de 7 grados centígrados y no se cuantos Fahrenheit, se acabo el fumar, inmovilización, y nuevamente que dios nos coja confesados.

Esta vez tuvo que pasar el control de pasaportes y después esperar sus maletas y pasar el control de aduanas, sin problemas, salio al mundo exterior, ya realmente en la Republica Federal Alemana, y allí vio a un sonriente caballero con un cartel enorme con su apellido acompañado de una joven, le sonrió, le saludo con la mano y se acerco a ellos, a paso firme y rápido. Hola, ¿Dalponti?, si, como estai, muy joven usted, llámeme de tu, esta es Ana, ¿su esposa?, se que es española, como esta, ¡no!, Ana no e la mia esposa, Ana también viene al curso, y Ana sonríe evidentemente hilarante con la situación y con la confusión de el, pero se veía claro que lo tenían ensayado y que buscaban la situación embarazosa del recién llegado, era una broma amable, que no lo era porque no había engaño, pero si simulación, el caso es que los tres sonreían y era un buen principio de diez días que habían comenzado mejor de lo esperado para el.

Vamos al coche, tenemos un largo camino, Ana tenia un acento curioso, y el no entendía muy bien la situación, su empresa era el representante exclusivo de la firma alemana en España y el iba a aquel curso en representación de su empresa, con lo cual no tenia lógica que hubiera dos españoles. No le molestaba en absoluto porque Ana era una preciosa mujer, aproximadamente de su misma edad y tenia un acento tremendamente cariñoso que el había confundido con el de algún país iberoamericano, pero era española. Ana ha llegado en el avión anterior al tuyo, porque los vuelos de Canarias llegan antes a Frankfurt, Canarias, ese era su acento, un precioso acento canario, y eso explicaba muchas cosas, porque efectivamente al tener Canarias un régimen fiscal especial, los alemanes tenían otro representante allí, y ella trabajaba en aquella empresa. Al curso asistirían personas de todos los países de Europa, y el esperaba, no sabia muy bien por que, hombres asistentes al curso, no había contemplado la posibilidad de que asistieran mujeres a un curso de marketing informático en aquellos años, y su error le estaba gustando mucho.






© 2009 jjb

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