jueves, 5 de marzo de 2009

Gracia /12

Y te lo vuelvo a decir Antonio, que esto no puede seguir así, ya lo sabes, tienes que cambiar tus costumbres, que me tienes que ayudar un poco, porque yo sola no puedo con todo, y que la forma mejor de ayudarme es saliendo mas a menudo con la niña, haciendo algunos recados, no se, moviéndote, porque lo que no estoy dispuesta a consentir es verte ahí sentado mientras te vas consumiendo, que no Antonio, que aun te queda mucho en esta vida para que te sientes y no te muevas en todo el santo día.

A pesar de sus balbuceantes intentos por responder, era imposible, tampoco quería pararla en su imparable discurso y mucho menos enfadarla y darle pie a que comenzara un nuevo frente, porque estaba casi seguro que ya había terminado sus argumentos y el momento actual era repetición hasta la saciedad de los mismos, lo cual podía ser bastante largo, de hecho era ya muy largo, pero no aportaba mas riesgo, los miedos estaban ya tasados, tenia que ofrecerle una alternativa adecuada a la situación actual, además también le gustaría abandonar esta vida que a base de ser repetida había sido institucionalizada, asumida, pero que sinceramente no era muy allá, lo que su mujer le estaba diciendo, la parte que debería ofrecerle para que no volviese a repetir el discurso no exigía grandes sacrificios, ni penetrar en situaciones de riesgos, ni sentir el miedo que peor había llevado siempre, esa desazón con la incertidumbre que siempre le había traído a mal traer, quizás por eso su vida tenia ese ligero recuerdo de autismo funcional que hacia de la actitud de un día una actitud ante la vida, que le hacia llevar la misma marca de calcetines desde hacia mas de treinta años, entrar por la misma boca de metro, cuando podía hacerlo por otra y subir por la escalera y pararse en el primero, en vez de utilizar el ascensor y no pararse en ningún piso., su vida, vista ahora en su conjunto, y con la perspectiva del tiempo, era una repetición de situaciones, de momentos, de actos, una repetición cíclica y monótona en la que apenas había habido cambios, y cuando se habían producido los había aceptado a regañadientes.

Pero ir a la plaza, comprar cuarto y mitad de jamón york o mitad de cuarto de queso, no era un ejercicio de riesgo, ni siquiera se salía de los límites y muy gustosamente podía ser convertido en parte de las rutinas archivadas. El problema podría ser Gracia, o mejor dicho su potencial resistencia a dejar la vida que habían adoptado por tácito acuerdo mudo hacía ya mucho tiempo, eso si podía ser un escollo, porque aun estaba por resolver esa distancia que ella había establecido desde que le paso lo suyo.

Así que eso es lo que hay, Antonio, las cosas son así, y sabes que yo miro siempre por nuestro bien y el de los nuestros, pero es así…

Déjame hablarte, y antes de nada, creo que tienes razón, creo que es tal y como tu lo pintas, creo que deberías habérmelo dicho antes, pero te agradezco que me hayas hecho despertar y te pido por favor que me ayudes a cambiar, pero sobre todo que me ayudes a ganarme a Gracia de nuevo, porque no estoy yo muy seguro que ella este tan convencida de cambiar su vida como lo estoy yo. Y no te digo mas, dame un plazo de un par de días para acercarme a ella y de verdad, ayúdame y confía en mí, dame un beso.

Un beso, dios mío, no recordaba desde cuando hacia que no se besaban, ni siquiera un casto beso de amistad, pero aun no se había repuesto primero de que le hubiera interrumpido, aunque hubiera sido casi al final, y después que le hubiera hablado, apenas recordaba su voz, y después la firmeza de su voz, y de sus convicciones, no estaba tan segura de que fuera así, y tenia razón ya veremos que pasara con Gracia.

Gracia había echado de menos a su padre, pero seguía pensando en sus cosas, por fin su padre se sentó y cambio el programa, las cosas volvían a la normalidad.


© 2009 jjb

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