jueves, 4 de diciembre de 2008

Wal Mart

En aquella película en la que descubrimos que Travolta no solo podía ser un hortera sino también un malo malísimo, en una escena decía que lo que más le sorprendía no era que el gobierno americano hubiera perdido una bomba nuclear, sino que hubiera un nombre previsto para esa circunstancia. Y es que los americanos tienen un nombre para casi todo, por ejemplo el Black Friday (viernes negro) justo el viernes siguiente al jueves en el que se celebra el día de Acción de gracias y día en el que comienzan las ventas navideñas, haya crisis o no haya crisis.

Este año había incertidumbre el pasado viernes, no se sabía muy bien qué podría ocurrir. En Long Island, en el centro comercial Green Acres de Valley Stream, una tienda de la cadena Wal Mart estaba preparándose para abrir, fuera había tanta gente que los malos presagios se estaban desvaneciendo.

Bill, al que habían contratado temporalmente para las tareas navideñas, junto con su compañero Jimmy Overby, estaban a la espera, cuidando cada uno de los detalles necesarios.

A la hora señalada los compañeros de seguridad abrieron las puertas, y en ese momento un grupo de unas doscientas personas, según Jimmy, “sacaron las puertas de las bisagras y derribaron y pisotearon a Bill”. Cuando aquella multitud desapareció, Bill estaba allí tumbado, sin moverse, se acercaron a verle, y comprobaron con sorpresa, que Bill estaba muerto.

Después llegó el rito de la muerte, que ahora recibe el nombre de protocolo, los servicios de urgencia solo pudieron certificar el fallecimiento, alguien tapó el cuerpo con papel de regalo, el juez hizo el levantamiento del cadáver, y el señor Smith, encargado del establecimiento, decidió que Bill hubiera querido que siguieran trabajando y animó a sus empleados para que trabajaran más y mejor en su memoria. Nadie sabía cuál era la opinión de Bill, porque apenas llevaba dos días trabajando, pero lo que estaba claro es que perder las ventas del viernes negro no era lo más adecuado.

Y el viernes negro siguió en aquella tienda con los empleados sin lograr quitarse de la mente que podían haber sido ellos, con la mirada que huía de la nada a los movimientos de la masa, con el deseo de hacer el día mas corto, con la esperanza que esas horas fueran un ratito y, mientras tanto, los clientes se movían ajenos a los miedos de los empleados, invadiendo la tienda.

Lo que estaba muy claro es que el año que viene habrá mas bajas el viernes siguiente al jueves de Acción de Gracias en ese establecimiento de Wal Mart, y que los apreciados clientes que mataron a Bill ni lo saben, ni les interesa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces la realidad es más cruda que la ficción...
El "viernes negro" marca el inicio de la temporada de compras navideñas en Estados Unidos y es llamado así porque las tiendas registran muchísimas ventas y pasan de "números rojos" a "números negros" en un sólo día.
Buena historia y bien escrita.
Saludos desde Nueva York.

Anónimo dijo...

Siempre detrás de un accidente ponen soluciones, esto se podría haber evitado, pero siempre pierden los mismos, en este caso ha sido un pobre trabajador, también le podía haber pasado a cualquier persona, que mirando su economía, van a ahorrarse un dólar, así es la triste realidad.
Icaria, tengo que felicitarte por que tus historias, aparte de ser reales, son buenas, pero me tienes que admitir una pequeña crítica,…porque siempre son tan tristes? Espero leerte algo que tenga un final feliz, aunque eso sea difícil.