miércoles, 3 de diciembre de 2008

Julieta /3

Bob llevaba en la policía de Nueva York el tiempo justo para estar curado de espanto, tenia la convicción de que nada podría ya sorprenderle, y un día sí y otro también veía algo que superaba lo anterior y subía el nivel de sorpresa. Y casi nunca lo que veía era bueno. Aquella trifulca callejera no era crítica, pero sabían perfectamente que aquello podía ser el comienzo de algo muchísimo mas grave. Aparentemente a un tío golpeando un caballo y un grupo de ciudadanos airados tratando de lincharle. Estaba en esa encrucijada complicada que se presenta a menudo y que algunos grupos ecologistas o personas aisladas abordan de manera diferente que la policía de Nueva York. Entre defender al hombre a punto de ser linchado o al animal maltratado, los policías defendieron al hombre, quizás de manera equivocada, quizás siendo unos extremistas, aplicaron el sentido común para escándalo de los protectores del animal que cada vez tenían más ganas de sangre humana.

Después le pidieron explicaciones al hombre, que les dio la documentación de su caballo, que les enseñó su licencia, el contrato de compra de Julieta, que había comprado por 1.700 dólares un año antes, les habló de su veterinario aun al teléfono presa del pánico, y una vez explicó los detalles, se desmoronó y se puso a llorar como sólo los dueños de un caballo que se llama Julieta pueden llorar.

Aquello fue entendido como una asunción de responsabilidad por los ciudadanos decentes, que incrementaron sus protestas desde cierta distancia, a la que habían sido conducidos y ahora vigilados, por la policía.

Antonio lloraba por Julieta, es cierto, pero también lloró por si mismo, por su futuro incierto para ganarse el pan en aquella ciudad, teniendo como tenia una mujer y dos hijos con la mala costumbre de comer todos los días.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pobre Julieta, y pobre Bob, Julieta por que la muerte le sorprendio de un modo repentino, Bob por que perdio dos cosas importantes en su vida, aunque Julieta era el medio que tenia para dar de comer a su familia, estoy segura que sus sentimientos en esos momentos, eran mas el dolor que sentia por su fiel compañera que se le fue, y por mucho esfuerzo que hizo, no pudo devolverla a la vida.