martes, 2 de diciembre de 2008

Julieta /2

Mary Calnnon pasaba justo por enfrente del Hotel Ritz aquella mañana inhóspita de Nueva York, y vio lo que no podía creer que estuviera pasando. Nunca había sido militante de los movimientos verdes, ni de ninguna sociedad de defensa de los animales, pero era sensible a las campañas que desde hacia años intentaban convencer a los ciudadanos de dar un trato correcto a los animales, nunca quiso tener un animal de compañía en su pequeño estudio del Village.

Comprendió inmediatamente que enfrente uno de los conductores de coches de caballos de Central Park, evidentemente contrariado porque su animal no quería trabajar y se había sentado en el suelo, estaba dándole patadas cada vez más violentas y sucesivas al pobre animal. Mary no fue la única, porque más gente se arremolinaba para ver aquello, que era más escandaloso según pasaba el tiempo, y arrancaba mas gritos de protesta y mas actitud airada de los que allí contemplaban aquel extremo maltrato animal gratuito. Aquel numeroso grupo se dirigió a una posición más cercana al maltratador de animales, al mismo tiempo que aumentaban el número y el volumen de las críticas, pero el maltratador lejos de amilanarse parecía envalentonarse con las críticas y cada vez golpeaba con más saña al pobre equino.

Encima prácticamente de él, los más radicales de aquel grupo espontáneo de buenos ciudadanos, al ver que el agresor no deponía su actitud, empezaron el contacto físico, al principio con empujones y después con agresiones. Cada vez era más tensa la situación, pero aquel monstruo seguía golpeando al caballo, que parecía estar muerto ya como consecuencia de la brutal paliza.

Las sirenas perennes en las calles de Nueva York aumentaron de intensidad de repente anunciando la llegada de los coches azules con las letras NYPD en grandes caracteres, de ellos bajaron corpulentos neoyorquinos de raza negra que mientras se iban poniendo las gorras y guardando sus porras, intentaban disolver aquel grupo de ciudadanos que rodeaban al hombre que daba patadas a un caballo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué aqui no hay comentarios?, alguien deberia poner uno, esta bien el blog tio.