lunes, 16 de noviembre de 2009

Verónica / y 37

En fin ya es igual, no merece la pena perder ni un sólo segundo en ello, quería verte, sentirte, saber que estás bien. Sé que lo nuestro, lo nuestro imagínate, es imposible, pero tú formas parte de mí. Tu vida ahora ya no coincide conmigo y es lógico, las cosas son así, yo solo soy un recuerdo y así lo admito, pero tenía tantas ganas de verte.


Yo también a ti la verdad, y ver que sigues bien y que estás mas guapa que nunca, quizá las cosas no deberían haber sido así pero así fueron, ahora sé que eres mi amiga y seguirás siéndolo, pase lo que pase, Lola yo quiero mucho a mi chica pero tú tienes un hueco en mi vida y no quiero que estemos distantes, y no lo estaremos, eso es precisamente lo que quería que supieras, y ya lo sabes, dame un abrazo.


Se abrazaron aunque él no llegaba a entender el porqué de aquella reunión, le gustaba volver a ver a Lola pero algo no le cuadraba, no entendía las razones que movían a Lola para haberle llamado para aquel encuentro. Algo no encajaba, algo no estaba dentro de lo razonable, posiblemente fuera su mente enferma, su estúpida manía de buscarle tres pies al gato, no, aquello era un encuentro entre dos amigos distanciados y distantes, algo normal, algo bueno.

Debo irme Lola, vete pero tenme al tanto de tu vida, no me dejes aparte, te quiero tener lo suficientemente cerca para saber que estás ahí, sí, así será, adiós Lola, por favor llámame de vez en cuando, con cualquier excusa o razón, tenme al corriente, quiero saber de ti, por favor dime que sí, dame un beso.

Se besaron, pero poco o nada quedaba del ayer, se besaron sin más pasión que el momento, casi casi un beso de amigos, un poco de beso con otras intenciones, pero no, nada, no había rescoldos donde antes había fuego, se miraron, se sonrieron y el volvió a sacar sus prisas inconsecuentes para irse, para cerrar el último capítulo de aquella historia que ya parecía carecer de sentido.

Miraba a Lola con los ojos de ayer, pero no veía lo que veía entonces. Quería salir de allí, quería que todo aquello terminara, adiós Lola, adiós. Cerró la puerta, bajó las escaleras, salió del portal, cruzó la calle, y allí enfrente se quedo mirando el portal, se quedo escudriñando lo que pasaba allí, con la mente en blanco, con la vista fija en el portal, intentando quizás volver a aquel día en que vio a las dos hablando allí, el día en el que sucedieron tantas cosas.

No podía creerlo, no le encajaba, pero de repente a pesar de su mente en blanco, a pesar de todo, pudo ver Verónica, a la Verónica de sus pesadillas, con un niño de unos dos años, jugando con él, haciéndole cucamonas, entrando en el portal y desapareciendo de su vista, ¿quién era ese niño?, se fue sumido en un mar de dudas, ¿quién era aquel niño?

No pudo dormir, no pudo pegar ojo, y temprano, antes de lo debido quizás, llamó a Lola. Hola, ayer fue un día bueno, aclaramos cosas, sí, sólo te llamaba para eso, estás en mi vida, oye, me pareció ver ayer cuando salía a Verónica, con un niño, sí, es mi hijo, ah, tu hijo, sí, perdona debo dejarte me llaman, adiós, adiós.




© 2009 jjb

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