domingo, 10 de mayo de 2009

a ti que me lees

Un actor se debe a su público, y llevo actuando meses y meses consciente de que tu estabas ahí para leerme, y por eso hoy he recordado al poeta:

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Machado no tenia problemas con la tecnología, yo si, y aprovechando la coyuntura, y como sigo el lema de otro clásico:

Riete de tu infortunio si no quieres ser la fortuna de los demás

No te contare mas detalles, el caso es que hoy no veras Camino, y como mañana no se si estarán todos mis problemas solucionados, he decidido no publicar nada hasta el próximo lunes 18, como es un cuento policíaco así tendrá mas suspense.

Esto ni siquiera lo he publicado yo, es gracias a buenos samaritanos, y aunque nunca me quejo, no me importaría que me mandaras un mail insultándome, dándome ánimos o diciéndome lo que quieras, lo leerá cuando pueda porque no está esto claro, pero cuando lo lea prometo no responderte, ya sabes icariacafe@gmail.com.

Ahora que estaba tan interesante lo de Camino….

2 comentarios:

Flordegato dijo...

Espero que la semana pase pronto y
poder seguir disfrutando de tu re-
lato. "Camino" promete tenerme muy
atenta a lo que le ocurre.
Todo mi ánimo y nada de insultos...

Anónimo dijo...

Las nuevas tecnologías me son un poco ajenas y puede que por eso no disfrute leyendo un libro digital.

Me gusta tocar el papel, acariciarlo, que se vuelva mío, que entre en mi vida.

Como Camino admiro los libros viejos, me entusiasma encontrar una dedicatoria, una anotación, un nombre, el roce de unas manos, el rastro de una vida que acaso sintió lo mismo que yo siento al leer un libro.

Me gusta la palabra impresa, pero me rindo ante la palabra manuscrita. Uno va dejando además de un reguero de tinta un reguero de vida en cada cuartilla. Se puede sentir, oler, tocar, acariciar o dejarse acariciar el alma.

Los últimos versos que encuentra Camino en esas cuartillas suenan terriblemente tristes y a la vez denotan un gran amor………..

Y a pesar de todo lo anterior, a pesar de que no puedo tocar el papel, disfruto leyéndote, a pesar de que odio las historias por entregas, que me hagan esperar, que el ordenador me encadene a un espacio y a un tiempo del día , me divierto leyéndote, y me intriga la historia de Camino.





Resuelve tus problemas con las tecnologías. Quiero leerte .



Un saludo.