miércoles, 27 de mayo de 2009

Camino /15

Y Camino se convirtió en una rebelde, llevaba el pelo como no había que llevarlo, vestía como una joven de su posición y formación no debía hacerlo, se convirtió en un tormento para las monjas de su colegio que luchaban entre el principio de autoridad y la mera posibilidad de molestar a su padre que podía cerrar el colegio simplemente diciendo que tenían ideas contrarias al régimen. Desafiaba al mundo y el mundo callaba por miedo a contrariar a su padre, al que creían consciente de la rebeldía de su hija.

Y su padre vivía en un limbo de canciones y consignas, sin tiempo de ocuparse de temas menores, a los que se dedicaba su mujer. Su mujer se limitaba a decir a su hija que por favor vistiera de otra manera cuando estuviera en público, que no diera motivos de habladurías, que por favor no se enterase su padre. Camino entendía que su manera de rebelarse no debía ser muy efectiva cuando su madre sólo le pedía que se ocultara y su padre ni siquiera tenía la más mínima noticia de sus andanzas. Y renovaba el catálogo de provocaciones buscando llamar la atención de quien no le hacía ni el más mínimo caso.

Hacía guateques en su casa, reuniones de jóvenes en edad de merecer, presididas por un tocadiscos, unos discos de vinilo, unas bebidas sin alcohol y mucho deseo oculto y protegido por muchos prejuicios y consejos maternos.

Bailaban lento y agarrado, buscaban la cercanía de otros cuerpos de distinto sexo y descubrían en la relativa cercanía que duraba lo que duraba una canción su deseo irrefrenable por aquellas chicas o chicos en permanente crecimiento, que casi nunca tenía más resultado que unas reacciones físicas dolorosas para ellos, una conversación pretenciosa, o unas risas en el baño para ellas. Camino no sólo ponía la casa, era también la más lanzada de sus amigas, la que más cerca bailaba cuando bailaban cerca, la más solicitada por ello y la que más odios desataba entre sus amigas o conocidas. Decían que era ligera de cascos, en una valoración de aquellos tiempos que unos años después ni los niños de edad pre escolar hubieran mantenido.

Y todos bailaban y se relacionaban precozmente bajo el auspicio del yugo y las fechas en formato gigantesco en la fachada de la casa y en formato más pequeño, pero más cercano, dentro de la casa, en donde bailaban y aproximaban sus cuerpos. De vez en cuando alguno de ellos, imitando a los curas del club parroquial o a algunos padres que asistían a los guateques de sus casas, se movía entre las parejas y si les veía un poco más cercanos de lo habitual decía con cara de risa y voz fingidamente seria, que corra el aire, que era la frase talismán para que los cuerpos se separaran lo suficiente para no impedir el paso del aire.

Pero, como esperaba Camino, su fama llegó después de muchos miedos, a oídos de su padre, o mejor dicho, a los oídos del Jefe Provincial del Movimiento, que tuvo que soportar de su superior jerárquico un prolífico listado de despropósitos que las lenguas voraces se habían encargado de aumentar y desvirtuar. Hasta las monjas tienen quejas de la actitud de su hija, y lo que puedo decir es que a las reuniones de música que se realizan, los que asisten son hijos de buenas familias, todos ellas adictas al régimen, es lo único que le exime. ¿Y qué me recomienda usted camarada? preguntó el padre de Camino para facilitarle a su superior que le diera las órdenes oportunas. Sé que quiere ir a la Universidad, que vaya, una carrera de mujeres, filosofía o magisterio, pero lejos de su sede, Salamanca sería una buena elección.

Y se fue de allí con su camisa azul y su aire compungido, para saber cómo contárselo a su mujer y cómo decírselo a su niña con el tono justo que no le hiriese pero que valorase la gravedad del asunto. El cargo le pesaba más que nunca, mucho más que cuando le hicieron alférez provisional al estar estudiando en la Universidad, y más que en aquella trinchera del Ebro donde se le disparó el fusil a un soldado sin apenas formación, que le valió la medalla al mérito militar y entrar en la gloria de los héroes del glorioso movimiento nacional después de adornar adecuadamente aquel suceso fortuito.

© 2009 jjb


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