miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hablar por hablar / 18

Y dame un beso que se te pone cara de carnero a medio morir cada vez que me quieres decir algo. Rieron por la ocurrencia y Joaquín nuevamente vio que su madre se adelantaba a sus palabras. Que sabía desde hacía tiempo lo que le iba a decir e incluso posiblemente la contestación. Le gustó oír lo que quería oír y le dio un beso a su madre dándose gracias porque fuera como era, por haberle dado la palabra justa en el momento oportuno. Pero en ese momento de distensión familiar se acordó, la radio, Antonio, el suicidio.

Mamá que me voy a oír la radio. No oigas la radio que te dan las tantas y mañana no hay forma de que te despiertes. Que sí, que voy a preparar todo aquí que quiero ver el ordenador también. Y ahora encima sin estar acostado, con lo cual las posibilidades de que te quedes dormido son nulas. Con la buena noche que se había presentado y ahora sales con la radio de las narices. Pues no me hace ninguna gracia. No, no seas zalamero, dormir era lo que tenías que hacer y no perder el tiempo oyendo tonterías.

Pero Joaquín ya estaba preparando el terreno para una larga noche de radio, para saber la continuación de aquella apasionante historia del día anterior. Ya se la había olvidado el sueño que había tenido todo el día, se le había olvidado la tensión por lo que su madre hubiera podido decir al comunicarle lo de la boda. Todo estaba olvidado y él más que relajado se encontraba ansioso de saber que pasaría aquella noche en la radio, después de una noche anterior tan movidita. Lo demás estaba ya felizmente superado y él estaba loco por saber que pasaría aquella noche.

Sin cesar en sus refunfuños firmes, pero cariñosos, su madre se fue a dormir. Por favor vete pronto a la cama, si no mañana te vas a enterar. Sí mamá, hasta mañana. Y Joaquín se quedó emplazado con el chat abierto y la radio encendida para escuchar su programa favorito.

Había movimiento en el chat y todo giraba sobre lo sucedido en la noche anterior. Unos que si pobre, otros que no era verdad que sólo lo hacía para llamar la atención. Otros que era el mismo de siempre que amenazaba con hacerlo y no hacía nada. Había opiniones para todos los gustos y lo que era peor, a la misma velocidad de vértigo de siempre.

Macarena había comenzado. Citó la conversación del día anterior con Antonio. Se oyó la conversación cuando decía que quería quitarse del medio. Sonaba un poco más trágico con el paso de aquel día. Y empezaron las llamadas. Todas citaban el caso pero después pasaban al suyo y le parecían tan menores comparados con el otro que apenas atendía. En el chat también estaban inquietos dándole vueltas y vueltas y diciendo algunos lo que todos querían. Que Antonio, el presunto suicida, apareciera de nuevo en las ondas, que les dijera algo.

Pero eso no ocurría y los minutos iban pasando, y las horas, y el sueño iba en aumento en casa de Joaquín. Al mismo tiempo que la sensación de culpabilidad y la presunción de que iba a ser otro día duro. Siempre se arrepentía cuando ya era demasiado tarde y ya no había solución. En ese momento iba a empezar el servicio informativo de las cuatro. El programa había acabado y aún le quedaba apagar el ordenador, pero eso podía esperar. Estaba loco por irse a la cama y allí acabó por fin. Ni siquiera le quedó tiempo para pensar en nada, como decía su madre a veces en broma. Esa noche no se durmió, se desmayó.

© 2009 jjb

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