jueves, 10 de diciembre de 2009

Hablar por hablar / 14

Y había muchas personas solas o al menos eso parecía al escuchar desgarradores relatos de vidas que ya no son lo que fueron por culpa de un error, o de las malditas drogas que todo lo arrasaban, o del alcohol del que Joaquín no lograba entender cómo no le trataban como una droga más aunque fuera legal. Tragedias cotidianas, susurradas, contadas entre sollozos, rozando el corazón de todo aquel que quisiera creer lo que allí se contaba.

Hola Gemma, te oigo desde hace más de diez años, soy Macarena, es que estoy un poco nerviosa, que resulta que me van a echar del trabajo y tengo dos hijos y no sé qué hacer, la verdad; cierran la fábrica y nos echan a todos y no sabemos qué hacer ni dónde ir, estamos desesperados…

Antonio de Santander, hola Macarena felicidades por el programa, estoy solo, mi novia me ha dejado por otro y yo no puedo vivir sin ella, he intentando sobreponerme y no puedo más, la vida me pesa cada vez más y no veo solución, no encuentro el camino de salida y he tomado la decisión de quitarme del medio, ya no tengo ganas de estar aquí, y Antonio se puso a llorar de impotencia, quizás de miedo. Macarena intentó calmarle saltándose la regla no escrita de no hablar, Antonio, por favor, háblanos, no puedo más, de verdad, no puedo más, y el grito de Antonio y su desesperación sonó cierto en el silencio de la oscuridad de la habitación de Joaquín que atendía asombrado a la voz de aquel hombre terminado, de aquella persona que ya no quería vivir porque la vida le pesaba como una losa, ¿no tienes a nadie que te ayude?, ¿estás solo?, mis padres me han ayudado, mis amigos, pero yo sin ella no soy nada, no puedo estar así, lo he intentado Macarena, pero no puedo, y de nuevo comenzaba ese llanto seco, cortante, que llenaba el espacio de tensión y silencios, que daba miedo porque hacía cualquier amenaza cierta.

Antonio estate a la escucha, te vamos a ayudar los oyentes y los chatines, todos, pero por favor llama a alguien, no estés solo, tenemos mucho que compartir contigo, llámanos en unos días y ya verás cómo todo volverá a su justo lugar, un chatin, patty99 te dice que eres necesario, que ahora no lo ves pero que lo verás, leodivico45 te pide que si no lo haces por ti lo hagas por tus padres, que pienses sin el velo de lo que pudo ser y no fue, que tienes mucha vida por delante y hay muchas razones para no abandonar el barco.

Joaquín estaba con el oído en atención extrema, pendiente de hasta el último comentario, intentando saber qué podría hacer Antonio de Santander. Entendía perfectamente el vacío que podría sentir sólo con pensar qué le ocurriría a él si Ana le faltara y además de aquella manera, yéndose con otro, o de cualquier otra; lo peor sería entender su vida sin ella, pensar en un mundo sin Ana. Le entendía perfectamente y estaba seguro de que serían momentos complicados y duros, pero tanto como para suicidarse, no sé, quizás Antonio supiera que su chica oía el programa y quería mandarle un mensaje desesperado, a lo mejor ella era una de las chatinas.

Era una situación peliaguda, pero cabían todas las posibilidades, los mensajes de los chatines que leía Macarena parecían hacer mella positiva en Antonio, que estaba más calmado y había abandonado el llanto tremendo por una repetición de monosílabos aprobatorios cada vez que Macarena leía algún comentario de los chapines.

Macarena que siempre tenía una voz jovial y amiga, esta vez tenía voz de circunstancias, muy seria, quizás preocupada por el desenlace que todo aquello podía tener, quizás buscando una fórmula no directa para llenarle de razones a Antonio para que desistiera de su empeño. Lo cierto es que con aquella tensión los minutos se convertían en segundos y a nadie le importaba que aquella llamada ya estuviera durando demasiado.

© 2009 jjb

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