Eso le hacía que a veces se cansara, se aburriera de oír siempre lo mismo, de ver repetirse las cosas. Y estaba tan aburrida que a veces, sólo algunas veces, bajaba de su pedestal y se marchaba sola a ver en el cine Príncipe Pío su magnífico programa doble. Hoy era uno de esos días que le pesaban más que otros, así que no lo dudó, se bajó de su sitio, se fue, y yo con ella.
© 2010 jjb
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