lunes, 22 de diciembre de 2014

Algunas razones por las que llevo lustros odiando la Navidad / 6

La publicidad

Las cosas han ido muy deprisa en los últimos tiempos. Los ancianos del lugar, es decir  todos aquellos con edad superior a los 25 años, recuerdan que hubo un tiempo que no había ordenadores, ni internet, ni teléfonos móviles, vamos que era otra civilización mas arcaica, mas chunga dicho esto en términos generales. Hemos avanzado mucho, o atrasado que bajo todo punto de vista puede verse, y gran parte de este éxito, de este salto tecnológico espectacular es gracias a los publicistas, a los que crean anuncios que cautivan, que te venden cosas que no necesitas para las que no tienes dinero con que pagar. Así en el año 99 nos pusieron a este monstruoso niño (ya hablaremos de los niños) que repetía a la saciedad su felicitación navideña. Ese año aún no se habían descubierto los teléfonos inteligentes y por tanto lo que se vendían eran teléfonos tontos, casi tan tontos como los que pagaban las tarifas que imponían los listos que siguen siendo los mismos. Esas tarifas las pagábamos todos, así que el número de tontos era importante.





Pero mucho antes también los publicistas se dirigían a los tontos, en este caso a los de la variedad pastelón, con esta cancioncilla mas densa que unas natillas pero que conseguía su objetivo, sentirse culpable en navidad. Aquella llamada que no hiciste, aquel amigo que olvidaste, poco tiempo dedicado a los abuelos….




No se cómo hilar estos dos anuncios con lo que le pasó a un amigo mío de Matalascabrillas del Duque, rural el, desde hace años, cuando ve los anuncios navideños, concretamente  el primer anuncio navideño, pronuncia un sonoro: “Me cago en la Navidad” que con distintos tonos, timbres y situaciones repite sin descanso hasta el 8 de Enero. Esa es su manera de superar estos días que yo no logro superar

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